domingo, 16 de agosto de 2015

Thaisa Storchi Bergmann: la cazadora de agujeros negros

Es muy probable que la mayoría de la gente corriente no sepa qué son exactamente los agujeros negros
agujeros negros

De hecho, la ciencia no lo tiene del todo claro. Todavía hoy seguimos sin conocer a fondo esas regiones esféricas del espacio tan densas y con una fuerza gravitacional tan potente que ni siquiera la luz puede escapar de ellas.



Lo cierto es que aún no se ha confirmado positivamente su presencia, pero disponemos de pruebas indirectas de que existen. Gracias a científicos como Thaisa Storchi Bergmann sabemos también que, al contrario que la luz, la materia sí es capaz de escabullirse de esos sumideros cósmicos. Es una de las razones por las que esta astrónoma y catedrática brasileña ha recibido en 2015 el premio L’Oréal-UNESCO por América Latina para Mujeres en la Ciencia, en el apartado de Física y Astronomía.



Thaisa Storchi Bergmann (Caxias do Sul, 1955) lleva estudiando los enigmáticos agujeros desde 1987, cuando su asesor de doctorado le contagió la pasión por el estudio de las galaxias. En concreto, se fijó en los agujeros negros supermasivos que habitan en el interior de ellas. Se trata de uno de los dos grandes tipos en los que se clasifican estos cuerpos que encierran varios miles de millones de veces la masa del Sol (lo que equivale a multiplicar la masa de la Tierra por 333.000 y luego sumarle unos miles de millones). Los astrofísicos creen que todas las galaxias –incluida la Vía Láctea– contienen agujeros supermasivos en sus centros.



El otro tipo de agujeros negros son los de masa estelar, que se forman cuando estrellas moribundas se quedan sin combustible en sus núcleos. El resultado es una explosión masiva, autodestructiva y superluminosa de supernovas que deja a su paso un agujero negro donde previamente había existido la estrella. Lo que condujo a Storchi Bergmann a investigar estos oscuros sumideros cósmicos fue su relación con las llamadas galaxias activas, compuestas a su vez por miles de millones de estrellas.



“Cuando estaba estudiando, me llamaron la atención estas galaxias activas, que esconden un agujero negro supermasivo en su corazón. Ahora sabemos que en realidad la mayoría de las galaxias lo tienen”, cuenta. Y lo conocemos gracias a sus investigaciones: “De hecho, en las galaxias no activas el agujero negro supermasivo se está muriendo de inanición, por falta de masa. Las activas, por el contrario, se alimentan de la materia presente”. Es decir, que en estas últimas los agujeros negros supermasivos hambrientos son capaces de capturar masa para nutrirse.



Storchi Bergmann ha llegado a estas conclusiones tras dedicar años a observar la emisión de gas en las proximidades de los superagujeros negros mediante espectroscopia, técnica que permite analizar la interacción entre materia y radiación electromagnética.

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